Bienvenida sea la soledad. La soledad nos acompaña siempre, sólo que nos gusta esquivarla buscando a otras personas. Siempre está ahí, pero pocas veces la buscamos para aprender de ella.
No podremos estar tranquilos jamás hasta que podamos estar
solos y en paz con nosotros mismos en soledad. Nunca seremos libres si no nos
libramos de las cadenas de búsqueda de atención y consuelo externas.
No hablo de olvidar a los demás o repudiar su compañía,
hablo de fortalecerse día a día para ser mejor persona, para crecer sobre
nuestras propias limitaciones, para liberarnos de las cadenas que están lastrando nuestra evolución.
En un camino muy duro y debe hacerse en soledad. Porque
siempre estamos solos. Nacemos solos, crecemos solos, vivimos solos y nos
morimos solos. Solos ante nuestra experiencia interna, ante nuestra
construcción de este mundo en el que nos ha tocado vivir.